DEPRESIÓN O TRASTORNO DISFÓRICO PREMENSTRUAL
INFORMACIÓN GENERAL
Las características esenciales del trastorno disfórico premenstrual son los cambios bruscos de humor, sensación frecuente de tristeza, y síntomas de ansiedad que se repiten durante la fase premenstrual del ciclo y que remiten alrededor del inicio de la menstruación o poco después.
Estos síntomas pueden acompañarse de síntomas conductuales y físicos como: peleas frecuentes con la pareja y compañeros de trabajo, sentimientos de inadecuación respecto a la familia o el área profesional e incluso presentar síntomas somáticos como dolores de cabeza e hinchazón que perjudican el rendimiento en las actividades diarias. Los síntomas deben haber aparecido en la mayoría de los ciclos menstruales durante el último año.
DIAGNÓSTICO
Para efectuar el diagnóstico de este trastorno los especialistas se basan en los siguientes criterios:
A. En la mayoría de los ciclos menstruales, al menos cinco síntomas han de estar presentes en la última semana antes del inicio de la menstruación, empezar a mejorar unos días después del inicio de la menstruación y hacerse mínimos o desaparecer en la semana después de la menstruación.
B. Uno o más de los síntomas siguientes han de estar presentes:
- Labilidad afectiva intensa, por ejemplo, cambios de humor, de repente está triste, llorosa o aumenta la sensibilidad al rechazo.
- Irritabilidad intensa, enfado o aumento de los conflictos interpersonales.
- Estado del ánimo intensamente deprimido, sentimiento de desesperanza o ideas de autodesprecio.
- Ansiedad, tensión y/o sensación intensa de estar excitada o con los nervios de punta.
C. Uno o más de los síntomas siguientes también han de estar presentes, hasta llegar a un total de cinco síntomas cuando se combinan con los síntomas del Criterio B.
- Disminución del interés por las actividades habituales (p. ej., trabajo, escuela, amigos, aficiones).
- Dificultad subjetiva de concentración.
- Letargo, cansancio o intensa falta de energía.
- Cambio importante del apetito, sobrealimentación o anhelo de alimentos específicos.
- Hipersomnia o insomnio.
- Sensación de estar agobiada o sin control.
- Síntomas físicos como dolor o tumefacción mamaria, dolor articular o muscular, sensación de “hinchazón” o aumento de peso.
Nota: Los síntomas de los Criterios A-C se han de haber cumplido durante la mayoría de los ciclos menstruales del año anterior.
D. Los síntomas se asocian a malestar clínicamente significativo o interferencia en el trabajo, la escuela, las actividades sociales habituales o la relación con otras personas, por ejemplo, evitación de actividades sociales; disminución de la productividad y la eficiencia en el trabajo, la escuela o en casa.
E. La alteración no es simplemente una exacerbación de los síntomas de otro trastorno, como el trastorno de depresión mayor, el trastorno de pánico, el trastorno depresivo persistente (distimia) o un trastorno de la personalidad (aunque puede coexistir con cualquiera de estos).
F. El Criterio A se ha de confirmar mediante evaluaciones diarias prospectivas durante al menos dos ciclos sintomáticos.
G. Los síntomas no se pueden atribuir a los efectos fisiológicos de una sustancia, por ejemplo, una droga, un medicamento, otro tratamiento u a otra afección médica, por ejemplo, hipertiroidismo.
PREGUNTAS FRECUENTES
Los factores ambientales que se asocian a la presentación del trastorno disfórico premenstrual son el estrés, los antecedentes de traumas interpersonales, los cambios estacionales y a los aspectos socioculturales de la conducta sexual femenina en general y del papel del género femenino en particular.
Los síntomas producen fuertes malestares en las pacientes e incluso puede tener efectos negativos en la capacidad de funcionamiento laboral o social, esto acentúa dificultades de pareja, con los hijos, miembros de la familia o amigos.
El trastorno disfórico premenstrual ocurre con manifestaciones más severas que el síndrome premenstrual, pues se acompaña de cambios de humor intensos y dolencias somáticas que impiden a la persona realizar su rutina de forma normal.
COMORBILIDAD
El trastorno que aparece con mayor frecuencia en las pacientes con trastorno disfórico premenstrual es el episodio depresivo mayor.
Existe un grupo amplio de afecciones médicas, como puede ser la migraña o el asma y otros trastornos mentales, como el trastorno bipolar, ansiedad o bulimia que pueden empeorar en la fase premenstrual; sin embargo un período libre de síntomas durante el intervalo post-menstrual obvia el diagnóstico de trastorno disfórico premenstrual.
CASO CLÍNICO
Mujer de 28 años que durante los últimos 4 años,
ha sufrido fuertes cambios de humor e irritabilidad. Expresa que estos cambios la han llevado a tener fuertes riñas con su pareja, incluso ella puede agredir físicamente y discutir sobre concluir el matrimonio. Tiene pensamientos autolesivos, lo cual le genera angustia. Presenta erupciones de acné e hinchazón abdominal una semana antes de su período, durante este tiempo se refiere a sí misma como: “no ser lo suficientemente buena en su trabajo”, “sentirse poco atractiva”, “tener ganas de llenarse de alimentos dulces”. Manifiesta insomnio, dolor de cabeza incapacitante, incluso para realizar sus actividades cotidianas; como ir al trabajo.
Lo anterior le ha ocasionado problemas con su rendimiento laboral pues expresa no poder concentrarse y dejar el trabajo a medias, esto le genera dificultades en la relación con sus compañeros de trabajo; pues suele discutir con ellos cuando se le pide entregar resultados.
Suele manejar los conflictos con su pareja y trabajo encerrándose a llorar. Expresa sentirse desolada, triste, insegura y sentir que no tiene el control de la situación, lo cual le genera desesperanza y la sensación de que no vale la pena sus esfuerzos.
NUESTRO MODELO DE TRATAMIENTO
CADE ofrece un tratamiento multidisciplinario, basado en la elaboración de un diagnóstico y un plan de intervención individual, acorde a las características y necesidades del paciente. Un trastorno psicológico y/psiquiátrico tiene generalmente un origen genético y/o biológico detonado por experiencias difíciles y/o traumáticas tempranas o actuales que conducen al individuo a enfermarse. Por lo tanto, la intervención clinica en estos trastornos implica necesariamente el trabajo multidisciplinario de psiquiatría, psicología, medicina, nutrición y terapias complementarias.
El tratamiento puede ser externo, interno o semi- interno.
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