¿Cómo se siente la anorexia?
Muchas veces desconocemos lo que hay de fondo en un trastorno como la anorexia, podemos llegar a creer que la persona puede curarse sólo si se alimenta, o pensar que se enferma sólo por una obsesión con la figura. Sin embargo, un trastorno alimenticio va más allá de esto, lleva a preguntarnos ¿Qué está sintiendo esa persona? ¿Qué significado tiene cada uno de sus síntomas?
Es importante explorar los pensamientos y sentimientos que se encuentran dirigiendo la vida de una persona con este trastorno alimenticio para ayudarla a enfrentar sus miedos día a día sin utilizar la comida y el cuerpo como su guarida.
Fisiológicamente, existen cambios a nivel cerebral en las personas con anorexia. Por increíble que esto parezca, ciertas estructuras cerebrales que regulan comportamientos y hábitos para la supervivencia se ven afectados ante las condiciones nutrimentales y comportamentales que se generan en esta enfermedad; esto se vuelve un problema aún más difícil de controlar, pues la persona se encuentra envuelta en un círculo vicioso, aún sin siquiera estar consciente de ello. Cuando el cerebro no tiene nutrientes suficientes, no tiene una comunicación neuronal adecuada, alterando la funcionalidad de las zonas que detectan la sensación de hambre y saciedad, misma que se encuentra en relación con emociones y percepciones, por lo cual éstas también se ven alteradas.
Normalmente nuestras acciones provocan respuestas negativas o positivas, según sea la actividad o el estímulo, pero en las personas con anorexia se suelen provocar alteraciones en los patrones de respuesta, además de presentar pensamientos automáticos negativos con respecto a lo que ocurrirá después de comer, por lo que ingerir alimento se torna angustiante, en vez de generar una respuesta placentera. Generalmente, cuando el cuerpo necesita energía, manda una señal para dar la sensación de hambre, posterior a eso, la persona consume alimento y se produce una respuesta de placer y satisfacción. En las personas con anorexia, se llega al punto de no sentir placer sino repulsión al comer, de no sentir hambre, y el cuerpo busca otras formas para conseguir energía, como la grasa acumulada, el músculo, entre otros tejidos corporales.
Si a todo este proceso, le añadimos la alteración de la imagen corporal y el cúmulo de emociones que se encuentran enfrascados en un cuerpo sin energía, quizá, y sólo quizá, podemos imaginar cómo se siente la anorexia.